La pelea comienza mucho antes de sonar la primera campana, incluso antes de ese momento donde estamos solos con nosotros mismo hablando con nuestros nervios y convenciéndolos de que esa noche peleen de nuestro lado. Empieza desde el momento que decimos «sí» y entrenamos para eso, venciendo a varios rivales en el camino, como la pereza, la incertidumbre, la comodidad. Cuando llegamos a ese momento arrastramos muchas victorias, solo nos queda salir a buscar una más, claro que nuestro rival tiene el mismo cometido, también pasó por sus luchas, nos presionará y nos pondrá a prueba, si lo hace lo suficiente y estamos preparados sacara lo mejor de nosotros y cuando la noche termine ambos van a ser más fuertes.